Al fin y al cabo, consiste simplemente en añadir palabra detrás de palabra
y lo más complicado es tener cuidado con que lo que escribes tenga un poco de sentido,
sólo un poco,
aunque quizás el problema
está ahí,
en encontrarle algo de sentido a las palabras juntas pero no revueltas,
una detrás de otra.
Y sin embargo escribir te hace tan vulnerable, te desnudas ante los ojos de cualquier lector. Pero es inevitable.
Mis sentimientos se agolpan, luchan por convertirse en palabras. Vuelven a brotar. Palabras que seguramente perdurarán ante la corrosión del tiempo.
Aunque esta vez eres tú la causa por la que me regodeo con esas palabras.
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