Sonntag, 22. April 2012

¿Qué es sino un juego de nubes?


Las nubes nos dan una sensación de inestabilidad y de eternidad. Las nubes son —como
el mar— siempre varias y siempre las mismas. Sentimos mirándolas cómo nuestro ser y
todas las cosas corren hacia la nada, en tanto que ellas —tan fugitivas— permanecen
eternas. A estas nubes que ahora miramos las miraron hace doscientos, quinientos, mil,
tres mil años, otros hombres con las mismas pasiones y las mismas ansias que nosotros.
Cuando queremos tener aprisionado el tiempo —en un momento de ventura— vemos que
van pasado ya semanas, meses, años. Las nubes, sin embargo, que son siempre distintas
en todo momento, todas los días van caminando par el cielo. Hay nubes redondas,
henchidas de un blanco brillante, que destacan en las mañanas de primavera sobre los
cielos traslúcidos. Las hay como cendales tenues, que se perfilan en un fondo lechoso.
Las hay grises sobre una lejanía gris. Las hay de carmín y de oro en los ocasos
inacabables, profundamente melancólicos, de  las llanuras. Las hay como velloncitas
iguales o innumerables que dejan ver por entre algún claro un pedazo de cielo azul. Unas
marchan lentas, pausadas; otras pasan rápidamente. Algunas, de color de ceniza, cuando
cubren todo el firmamento, dejan caer sobre la tierra una luz opaca, tamizada, gris, que
presta su encanto a los paisajes otoñales.
Siglos después de este día en que Calixto está con la mano en la mejilla, un gran
poeta —Campoamor— habrá de dedicar a  las nubes un canto en uno de sus poemas
titulado Colón.   Las nubes —dice el poeta— nos ofrecen el espectáculo de la vida. La
existencia. ¿Qué es sino un juego de nubes? Diríase que las nubes son <<ideas que el
viento ha condensado>>; ellas se nos representan coma una <<traslado del insondable
porvenir>>. <<Vivir —escribe el poeta— es  ver pasar>>   Sí; vivir es ver pasar: ver
pasar allá en lo alto las nubes. Mejor diríamos: vivir es ver volver. Es ver volver todo un
retorno perdurable, eterno; ver volver todo —angustias, alegrías, esperanzas—, como
esas nubes que son siempre distintas y siempre las mismas, como esas nubes fugaces e inmutables.

Las nubes, Azorín


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